¿La smart city hace que el desarrollo local sea vintage?

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Por Alain Jordá (Experto en Desarrollo Local)

Unas semanas atrás fui entrevistado para el podcast CiudaHub  y una de las preguntas que me plantearon los entrevistadores fue ¿la smart city hace que el desarrollo local sea vintage? La pregunta es excelente pues, además de ser obviamente provocadora, da pie a reflexiones muy interesantes. 

En mi opinión, el origen de los proyectos o la principal preocupación no puede ser nunca la tecnología. En primer lugar debe definirse cuál es el objetivo a alcanzar y será luego cuando miremos a la tecnología allí donde pueda aportar valor, para alcanzar ese objetivo previamente definido. 

Es un error el pretender desarrollar “ciudades diseñadas a partir de la tecnología”, porque eso es lo opuesto a una “ciudad centrada en las personas”. 

Al mundo de las Smart Cities le costó años darse cuenta de que había que partir del ciudadano para construir la ciudad.

Pero, aún habiendo hecho esa reflexión, está costando muchísimo, todavía hoy, averiguar cómo hacer eso. Y ello, por varias razones: 

• Las empresas tecnológicas, inventoras e impulsoras del concepto Smart City, tienen como  interés principal el de aportar sus soluciones y, claramente, su interés es el de vender tecnología. 

• A los políticos, por su parte, les sigue costando tomar las riendas de la smart city por el hecho de que la tecnología ya no consiste solamente en proyectos de ahorro de energía en el alumbrado o de agua, en el sistema de riego -conceptos iniciales de la smart city y fácilmente comprensibles por todos- sino que el big data, la inteligencia artificial, el 5G, el IOT y otras tecnologías que se desarrollan día a día, permiten pensar en soluciones complejas cuya comprensión ya no están tan al alcance de cualquiera sino que requieren de una sólida comprensión tecnológica. 

• No es menos importante el hecho de que no parece haberse descubierto la forma, desde un marco tecnológico, de poner a los ciudadanos primero y de conseguir que ellos definan lo que quieren antes de que los tecnólogos entren en juego. Quizá habría que dar un paso más y una buena pregunta a contestar debería ser: "¿cómo conseguir poner la tecnología al servicio de que los ciudadanos puedan definir lo que desean que se haga en su ciudad?". 

Dicho de otra forma, quizá deberíamos pensar en poner la tecnología a disposición de la ciudad, es decir, de su gobierno y de sus ciudadanos, para utilizarla como herramienta de toma de decisiones. Una vez consigamos eso, ya pensaremos en la tecnología como herramienta para que la ciudad consiga llegar allá donde sus actores locales.

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